El reciente apagón masivo en Chile, que afectó al 99% del país el pasado 25 de febrero, dejó en evidencia nuestra vulnerabilidad ante interrupciones inesperadas. Más allá de la falla técnica en el sistema de transmisión, este evento plantea una pregunta inquietante: ¿qué pasaría si en lugar de una falla técnica, se tratara de un ciberataque que comprometiera la infraestructura crítica y la seguridad de las personas?
Este evento no solo generó caos en el transporte y problemas en los servicios básicos, sino que también paralizó actividades productivas. Ahora imaginemos un escenario aún más complejo: además de la electricidad, un corte masivo impactando de manera permanente los sistemas de telecomunicaciones y datos, afectando servidores de información crítica, transacciones bancarias, sistemas de salud o servicios públicos. Lo que comenzó como una incomodidad momentánea podría convertirse en una crisis prolongada con consecuencias económicas y sociales de gran magnitud.
Las empresas reguladas por entidades fiscalizadoras deben garantizar la continuidad operativa y reportar incidentes. Sin embargo, eventos como este apagón pusieron en tela de juicio nuestra capacidad de respuesta y nos plantean la incógnita de cómo estarán gestionando esta crisis aquellas organizaciones consideradas servicios esenciales u operadores de importancia vital.
La promulgación de la Ley Marco de Ciberseguridad en abril de 2024 establece obligaciones claras para estas organizaciones, incluyendo la implementación de Planes de Continuidad Operacional y Ciberseguridad, junto con procesos efectivos de Gestión de Incidentes. Además, se enfatiza la realización de simulacros continuos para mejorar la respuesta ante emergencias. Así, con la entrada en vigor de esta ley el 1 de enero de 2025, ¿están las organizaciones capacitadas para dar cumplimiento con estos requisitos y fortalecer su resiliencia?
Más allá del apagón en sí, ¿qué pasaría si este tipo de incidentes se volvieran recurrentes? La tecnología avanza, pero también lo hacen las amenazas. Si en esta ocasión fue un problema en la red eléctrica, ¿qué garantía tenemos de que no ocurra algo similar con el suministro de agua potable, los sistemas financieros o incluso la seguridad digital de nuestras ciudades?
Es momento de reflexionar y, más allá de preocuparnos, ocuparnos activamente en estos temas. Queremos ayudarte a evaluar y desarrollar estrategias adecuadas para tu organización, considerando posibles (probables) escenarios adversos. Revisemos juntos tus Planes de Recuperación ante Desastres, Continuidad de Negocios y Gestión de Incidentes para garantizar una respuesta efectiva ante cualquier eventualidad.
Este apagón dejó claro un hecho: Nadie queda exento.